Al menos durante la experiencia fotográfica, percibir es un diálogo, no con el objeto, sino con el propio presupuesto con el que se confronta. Como a un enunciado sin pre-texto, se aborda desde un acto de fe, sujeto al discurso con el que se presenta, y a través del cual sufre el trámite de expectativas; el pleito no es con la materia prima, se da dentro de nuestra propia caja de herramientas.
Each time the dialogue with the camera opens up more questions lead me to consider alternative ways of inclusion. (Meiselas, 2019)
Para quienes no fluyen en su cotidiano, Chepe intimida. A falta de una narrativa más visible, múltiple de su hoy y luego de obviar la propaganda de sus índices percibidos de riesgo, ingresar obliga a un ejercicio consciente de deriva, de asombro ante su periferia en el centro, con lo habitual para los de siempre, sin hacer gárgaras de lo icónico, las recetas, ni insistir en verificar sospechas. Su complejidad debe pensarse a pie, en el cruce de su umbral sin recaer en la imagen política al pie del libro azul de Miralles, es decir en el reconocimiento y descripción de su diversidad y en el cuestionamiento constante de la intelligentsia que la razona y moldea, de su posición dentro del experimento nación, porque dicho centro simbólico no debería considerarse responsabilidad exclusiva del gobierno local: aunque parece ser una amalgama de posibles desperdiciados por nuestra desidia civil, en Chepe existe mucha gente.