Las anteriores palabras de aliento aparecieron publicadas en enero del año de 1755 a petición del gobernador Tomás López del Corral, como parte del bando con el que se ordenó que dentro de un plazo no mayor a 40 días se poblaran las tierras de la Boca del Monte alrededor de la nueva iglesia de San José (donde se encuentra ubicada hoy la tienda Scaglietti); 18 años después de su fundación y ya resueltos los problemas de abastecimiento de agua, la gente ya visitaba esta iglesia para cumplir con sus obligaciones litúrgicas, pero como se afirmó en un momento (según lo escrito por Cleto González Víquez), a esta gente le parecía ilógico abandonar completamente la inversión hecha en tierras y haciendas, pues prefería vivir en lo suyo en lugar de concentrarse en comunidad para “llevar vida de civilización, en política cristiana”.
Aunque finalmente la villa se pobló y con los años creció en infraestructura y gentes, una pregunta similar, aunque con otro cariz institucional, valdría la pena formularse hoy ante una no tan nueva coyuntura. ¿Qué con Chepe, se fue el agua otra vez?
El centro de San José es una de las zonas de mayor plusvalía del país, en ella se concentran dos de los poderes de la república, además de las sedes de varias instituciones autónomas y del Estado; súmese además que se trata del centro financiero nacional y quizá la zona por metro cuadrado en la que se da la mayor inversión en infraestructura pública. No obstante, según un estudio sobre la variación porcentual de la población en los cuatro distritos centrales de San José, al menos entre el 2000 y 2011, los porcentajes a la baja alcanzan hasta -20,3%.
Muchos de los datos y las interrogantes que a continuación se vierten, son parte de un trabajo de investigación a largo plazo, sobre una zona delimitada dentro de lo que tradicionalmente se conoce como el casco central de San José (1). Aquí, según datos del INEC, residen unas 3285 personas, en unas 1124 viviendas de las que menos de 300 son propiedad de quienes las habitan. Pero estas personas no podrían ser de ninguna manera las responsables de las 9 toneladas que diariamente recogen los trabajadores municipales en cuatro turnos, y menos aún, los únicos beneficiarios de los 60 MVA de carga de las tres subestaciones de 120 MVA que la CNFL tiene dispuestas en las afueras del sector central (2).
Según datos gráficos sobre cantidad de asegurados aproximados –facilitados por la Dirección de Inspección de la CCSS–, en esta delimitación podrían coincidir entre 150 mil y más de medio millón de asegurados, concentrados según su localización patronal como lo muestra la siguiente gráfica: